Ya se acerca el 10 de mayo, día en que se celebra el “Día de las Madres” en nuestro país, y como cada año, es necesario hacer un alto en el camino para reconocer y agradecer a todas las mamás el que hayan dicho sí a la vida, así como reconocer su entrega y amor incondicional. Si tú que nos lees, eres mamá, recibe nuestras más sinceras felicitaciones.
Ahora bien, vamos a agradecer a nuestras madres todo lo que nos dan y que estamos tan acostumbrados a recibir de ellas. Gracias por habernos dado la vida, por cuidarnos cuando éramos pequeños. Gracias por esas noches en vela alimentándonos, cambiándonos, cuidándonos cuando estábamos enfermos.
Gracias por acompañarnos a lo largo de nuestra vida escolar, por brindarnos seguridad ante las situaciones que nos causaban temor. Gracias por la paciencia mientras estábamos en la adolescencia, por soportar nuestros cambios de humor y la rebeldía propia de la edad. Gracias por estar con nosotros también en la vida adulta, por ser las mejores consejeras, por ser nuestro paño de lágrimas. Hay tanto más por agradecerles que nunca terminaríamos.
Ciertamente, la experiencia de ser madre es una de las más enriquecedoras en la vida de una mujer. Lo que es realmente admirable es que las mujeres que son madres desarrollan capacidades y habilidades que muy probablemente no tendrían, sino hasta el momento de ser madres.
Las madres son mujeres comunes que aceptaron el reto de traer una nueva vida al mundo, de cuidarla y protegerla pese a cualquier situación que pudiera suceder. Ellas no han superado todos sus defectos y limitaciones y aún así logran dar lo mejor de sí. Las madres tienen un motor fundamental que se activa al saberse madres y las impulsa a crear soluciones cuando hay problemas que resolver: el amor. Este motor las hace descubrir la belleza en sus hijos y encontrar caminos donde nadie más ve la salida. Pareciera que son expertas en organización, coaching, psicología, educación, nutrición y mucho más cuando de sus hijos se trata.
Asimismo, las madres llenan de esperanza al mundo y son una gran inspiración para la sociedad ya que ellas nos recuerdan que existe el amor y apoyo incondicional. En medio de todas las dificultades que estamos viviendo en México y en el mundo, ellas nos recuerdan que debemos tener esperanza. Ahora que acaba de pasar la contingencia sanitaria por el coronavirus, estamos seguras que muchas madres ejercieron su amor de muchas maneras. Algunas abrazando y llorando con sus hijos que perdieron su trabajo, otras cuidando a algún hijo enfermo y otras apoyando con la educación de sus hijos tras el cierre de las escuelas. En resumen, dando ese amor que tanta falta hacía y sigue haciendo falta en el mundo. Las madres son el reflejo encarnado del amor y la esperanza en el mundo.
A continuación te compartimos el bello testimonio de una mujer, Olga, que deseaba ser madre y que tenía esa necesidad de dar ese amor incondicional que solo da la maternidad:
“Tras una larga espera de ocho años para la llegada de mi primer hija y en el camino, la pérdida de tres hijos por abortos espontáneos, el ser madre significa un milagro, un don, un regalo. Soy una mujer privilegiada al tener la dicha de ser madre de tres hijas quienes han traído a mi vida una alegría inimaginable.
Desde pequeña soñaba con ser mamá, jugaba con muñecas a serlo. Ese sueño se hace realidad en la vida de mis hijas quienes son un motivo para dar gracias cada día. Mi amor por ellas es constante, se renueva y fortalece además tiene un efecto multiplicador en ambos sentidos ya que nos engrandece y fortalece”.
Este testimonio nos muestra que el mundo necesita el amor y el impulso de las madres. Nos recuerda que necesitamos de esos seres humanos maravillosos que de forma inexplicable desean dar amor porque su amor incondicional motiva a los seres humanos a llenarse de esperanza. Por esta razones, valoremos el trabajo de todas las mamás y motivémoslas a seguirlo haciendo porque las necesitamos. Por ejemplo, en los centros de trabajo comprendamos a una madre que ha llegado tarde porque su hijo tenía fiebre o a una madre que trata de controlar a su hijo en la calle. Es necesario tener una sociedad más comprensiva con las madres porque la sociedad las necesita para salir adelante: necesita su amor, su consuelo, su abrazo y su esperanza.
Celebremos a nuestras madres y démosle las gracias por todo lo que nos dan y no nos acostumbremos a ello. A todas ellas nuestro reconocimiento por dar al mundo un mensaje de amor incondicional y de esperanza. ¡Muchas felicidades!
