Dejemos que nuestras niñas sigan siendo niñas

El próximo sábado 30 de abril, celebraremos el Día del Niño. Felicitamos a todos los niños y niñas en su día, y exhortamos a todos los adultos que son responsables de su educación y cuidado a proteger esta etapa y fomentar que sea vivida con tranquilidad y sin adelantar su desarrollo. Es importante que como adultos comprendamos lo que significa la etapa de la niñez en la vida de una persona, ya que en los últimos años se ha visto la tendencia de “hipersexualizar” la conducta y el estilo de vida en particular de las niñas.

 

Primero que nada, recordemos que la niñez es una etapa de la vida del ser humano. De acuerdo con los estudiosos del desarrollo humano, este se divide en tres ámbitos principales, que son el físico, el cognoscitivo y el psicosocial. El desarrollo físico es el proceso de crecimiento del cuerpo y del cerebro que incluye las pautas de cambio de las capacidades sensoriales, habilidades motrices y salud. El desarrollo cognoscitivo se refiere a los procesos mentales, como aprendizaje, atención, memoria, lenguaje, pensamiento, razonamiento y creatividad. Por último, el desarrollo psicosocial se refiere a las emociones, personalidad y relaciones sociales [1].

 

En la etapa de la niñez media (de 6 a 11 años) en cuanto al desarrollo psicosocial, el autoconcepto se hace más complejo e influye en la autoestima [2]. En la etapa de la adolescencia, el crecimiento y otros cambios en el aspecto físico son rápidos y profundos y se presenta la madurez reproductiva. En relación con lo cognoscitivo, se desarrolla la capacidad del pensamiento abstracto y se detecta aún la inmadurez dentro de la estructura del pensamiento que se refleja en algunas actitudes y conductas. Y en el desarrollo psicosocial, la búsqueda de la identidad, es el objetivo central de dicha etapa [3].

 

Es importante destacar que existen algunos principios para el desarrollo del ciclo vital, y uno de ellos es que los seres humanos pueden ser influidos por su contexto histórico y cultural [4].

 

Ahora bien, en estas etapas tan delicadas en que aún los procesos de desarrollo se encuentran en pleno crecimiento, el fenómeno de “hipersexualización” de la niñez, sobre todo de las niñas, es una situación preocupante pues se aceleran las etapas de desarrollo afectando a los niños en todos los niveles: físico, psíquico y emocional. De acuerdo con el gobierno de México, la “hipersexualización” consiste en la exaltación de los atributos sexuales de una persona por encima de otras cualidades. En el caso de niñas, niños y adolescentes, este fenómeno se ha normalizado e incluso legitimado a través de los medios de comunicación y las redes sociales [5]. Asimismo, este fenómeno de hipersexualización puede ser el origen de formas de violencia contra las niñas y adolescentes. Esto se nota en las estadísticas de acoso: una de cada 10 mujeres de 12 a 17 años ha recibido mensajes de contenido sexual a través de internet, y un 25% de las adolescentes entre 12 y 17 años ha sido víctima de alguna forma de ciberacoso [6].

 

Es importante que en las etapas de niñez media y adolescencia, las niñas vivan su proceso de desarrollo sin influencia negativa de los medios de comunicación o presiones sociales que pueden provocar un desarrollo erróneo de su autoconcepto y, en consecuencia, de su autoestima. El bombardeo de información que reciben de los medios de comunicación y redes sociales fomentan la exaltación de los atributos de los caracteres sexuales secundarios de la mujeres, y se corre el riesgo de que se puedan hacer a la idea de que sus características físicas son más importantes en su valía como personas, que otras cualidades físicas o intelectuales que posean. Por este motivo, es importante que quienes estén a cargo del cuidado de niñas, estén conscientes de los peligros a los que se enfrentan en este aspecto, y de que están en pleno proceso de la formación de su identidad y autoestima.

 

Entre las consecuencias que puede provocar una hipersexualización temprana en nuestras niñas, encontramos las siguientes [7]:

 

  • Baja autoestima: la autoestima puede verse afectada pues se comienzan a centrar en elementos superficiales de su persona como su aspecto físico, se enfocan en buscar el cuerpo perfecto y en ser cada vez más atractivos/as.
  • Superficialidad: de acuerdo con lo anterior, la personalidad y la autoestima del niño solo se centra en el aspecto físico.
  • Vulnerabilidad y fragilidad: si basan su autoconcepto en la imagen y en la aprobación de los demás, es probable que se conviertan en adultos vulnerables y que difícilmente soporten la crítica de los demás.
  • Alteraciones psicológicas: tienden a ser niños o niñas que buscan ser perfectos en la dimensión física y buscan seguir modelos casi imposibles de conseguir. Esto puede ocasionar síntomas de depresión, ansiedad o un trastorno de la conducta alimentaria.
  • Prioridades: la hipersexualización tiene como consecuencia que los niños no tomen en cuenta otros atributos y valores personales, como son el esfuerzo hacia el desarrollo personal, académico o profesional, y den únicamente importancia a lo físico y a la imagen personal.

Algunas recomendaciones que comparte el gobierno de México a través del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes para evitar la “hipersexualización” de su imagen son las siguientes [8]:

 

Evita:

  • Incentivar a niñas y adolescentes a usar maquillaje, vestimenta o accesorios que les hagan ver como una persona adulta.
  • Preguntarles si tienen novia o novio o decirles que siempre deben de verse bonitas o guapos.
  • Fomentar expresiones o bailes con movimientos sensuales.
  • Besarles en la boca o presionarles para que besen a alguien (incluso si es un familiar).

Por otra parte, hay que tener cuidado con las modelos que se presentan en las películas, series y otras formas de entretenimiento que actualmente se promueven entre las niñas, en donde muestran a mujeres con atributos sexuales muy marcados y perfectos. Los padres de familia o encargados de su educación deben hablar con ellas, vigilar cuáles con los contenidos a los que tienen acceso o los que se les muestran en las caricaturas y redes sociales. Es importante prevenir que crezcan con una imagen errónea del prototipo de mujer que deben buscar como modelo a seguir. Hay que exaltar sus capacidades, logros intelectuales y creativos, y darle su justo valor al cuidado de un físico saludable.

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