Seguramente has visto titulares de noticias relacionadas con celebrities, actrices o cantantes famosas como estos: “Fulanita de tal se presenta en el evento tal luciendo un cambio radical en su rostro”. O bien “Fans de fulanita comentan en redes sociales que su reciente cirugía no le favorece”. También incluso: “La famosa cantante fulanita se sometió a una cirugía de tal parte del cuerpo y sufre complicaciones”. Estos titulares son cada vez más comunes y nos llevan a preguntarnos: ¿por qué las mujeres se someten a cirugías y tratamientos que a veces hasta ponen en riesgo su vida? Y una respuesta común es: porque quieren verse bellas.

La belleza es un concepto que tiene muchos matices y puntos interesantes de reflexión que hoy queremos compartirte. La Real Academia de la Lengua Española define belleza como “persona o cosa notable por su hermosura” [1]. Asimismo, encontramos esta definición de belleza: “Propiedad de los seres que produce admiración y deleite de los sentidos por su aspecto, forma y buenas cualidades” [2]. Una definición más dice que la belleza es el “conjunto de formas y proporciones o de cualidades que nos produce un deleite espiritual o un sentimiento de admiración” [3].  

La cultura y la sociedad han impuesto a las mujeres estándares de belleza muy específicos, y muchas se esfuerzan en seguirlos, sin pensar que a veces esos patrones se alejan de la realidad. Las imágenes de las mujeres que vemos en las portadas de las revistas o en los anuncios espectaculares están manipuladas, y sin embargo, muchas mujeres hacen de todo por verse de forma similar a ellas. Una cara y piel bonita, un cuerpo perfecto, curvas proporcionadas y cintura pequeña son algunas de las características que se exigen las mujeres para considerarse bellas.

¿Qué ocasionan estas ideas impuestas de belleza? La consecuencia es un deseo, que a veces llega a obsesión, de ser perfectas, eternamente jóvenes, y una competencia para ser más bellas que las demás. Se someten a tratamientos y cirugías muchas veces dolorosos, que implican largas recuperaciones, y que a veces ponen en riesgo la vida y la salud, como ya comentamos. 

Pero hagamos un alto aquí. Reflexionemos: ¿es realista querer que todas las mujeres encajen en un cierto estándar, que todas tengan ciertas medidas o cierto peso? La realidad es que hay millones de mujeres sobre la tierra y si bien tendremos algunas similitudes, todas somos diferentes, tenemos distintos tipos de cuerpo, de altura, de rasgos. Pretender ser parecida a alguna modelo o influencer, además de restarnos autenticidad, provoca que perdamos de vista nuestras propias cualidades y fortalezas, esas características físicas que ya poseemos y a las que podemos sacarles partido. Lo mejor es trabajar en ser la mejor versión de nosotras mismas, no de alguien más. Todos los cuerpos son distintos y obsesionarnos por tener un cuerpo igual o similar al de alguien más puede provocarnos frustración y tristeza.

Es una realidad que estamos dentro de una sociedad en la que nos adaptarnos a ciertos códigos de vestimenta y arreglo aceptados para cada ocasión, por ejemplo, cuando vas a pedir trabajo hay que seleccionar un atuendo para ese momento, arreglarse, maquillarse. No te vistes con ropa deportiva para ir a una entrevista. Querer verse bien habla del cuidado personal, pero hay que evitar obsesionarse pues podemos caer en buscar un ideal imposible de alcanzar y nunca estar satisfechas. Esto es importante de considerar, sobre todo aquellas que son madres o mujeres que tienen a su cargo la educación o guía de niñas o jóvenes, pues ellas imitan lo que ven. 

En Un Día por Todas creemos que el valor de una mujer no depende de su belleza exterior. Una mujer por el solo hecho de serlo es valiosa y bella, independientemente de sus rasgos exteriores. Valoramos el gran esfuerzo que muchas mujeres realizan para tener un buen cuidado de su salud y de su cuerpo, y buscamos promover que más mujeres cuiden de sí mismas, pero siempre teniendo un equilibrio entre su salud física y psicológica, no como una forma de responder a los estereotipos impuestos por la cultura.

La seguridad y autoestima de una mujer no la proporciona su belleza exterior sino el concepto que ella tiene de sí misma. Cuántas veces nos hemos topado a mujeres que son muy atractivas no tanto por su físico, sino por su calidez humana, su trato respetuoso y la seguridad que proyectan en sí mismas, es decir, su gran belleza interior. Y por el contrario, cuántas veces hemos visto mujeres muy hermosas físicamente pero que no son tan atractivas precisamente por la falta de belleza interior. Por tal motivo, reiteramos que no debemos buscar competir o parecernos a alguien en especial, sino trabajar en ser mejores para nosotras mismas, buscar nuestra mejor versión y no pretender ser la copia de alguien más. 

Por el solo hecho de ser única, cada mujer es bella y valiosa, no existe una sola mujer que tenga el mismo ADN ni la misma huella digital que otra, entonces, ¿para qué compararnos? Busquemos cultivar la belleza interior, trabajar en superar nuestros defectos, en ser mejores personas, en practicar valores como la generosidad, la bondad, el servicio a los demás. De esta manera nuestra belleza interior se transmitirá hacia afuera, y de forma natural nos convertiremos en personas atractivas para los demás, personas con las que se quiere estar y de las que se quiere aprender. 

Sigamos el ejemplo de Harnaaz Sandhu, Miss Universo 2021, quien afirmó: «Reconocer que eres única te hace bella, deja de compararte con las demás” [4]. Ojalá que todas podamos llegar a convertirnos en mujeres que producen “un sentimiento de admiración”, como dice la definición de belleza, pero más por nuestras cualidades interiores, que por las exteriores. 

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