El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, motivo por el cual se llevan a cabo año con año marchas y manifestaciones en todo el mundo. Cabe mencionar que este día tiene su origen a finales del siglo XIX, pero fueron distintos sucesos en el siglo XX los que han derivado en la fecha que se conmemora actualmente. Uno de los más importantes sucedió el 25 de marzo de 1911, cuando unas 149 personas, la mayoría de ellas mujeres, murieron en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York. Por este hecho se dieron a conocer las precarias condiciones en las que trabajaban las mujeres. Asimismo, hubo otro incendio en circunstancias similares tres años antes, que suscitó movilizaciones. La primera vez que se conmemoró el Día Nacional de la Mujer en Estados Unidos fue el 28 de febrero de 1909; en esa ocasión más de 15 000 mujeres salieron a la calle para exigir mejores salarios, reducción de la jornada laboral y el derecho al voto [1].
En México la marcha del 8 de marzo se ha caracterizado por ser una manifestación con gran participación de ciudadanos, especialmente de mujeres de todos los estratos socioeconómicos. Dicha marcha ha resultado ser en varias ocasiones, un evento en donde suceden episodios violentos en los que se dañan inmuebles, monumentos valiosos, e incluso lamentablemente se llega a agredir personas que realizan su trabajo como policías y reporteros.
En Un Día Por Todas creemos que todas las personas tienen el derecho a manifestarse y a hacerse oír, sin embargo, rechazamos todo tipo de violencia en las manifestaciones. A todos nos toca construir un mejor país y la violencia no será jamás un camino para lograrlo. La construcción de la paz en nuestra sociedad es compromiso de todos.
De acuerdo con la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), el pasado miércoles 8 de marzo se registró un total de alrededor de 90 mil participantes en la marcha realizada en la Ciudad de México. Los asistentes se reunieron en distintos puntos del Paseo de la Reforma y el Monumento a la Revolución y se dirigieron al Zócalo [2]. Entre los carteles y manifestaciones de la marcha se hacía alusión a los feminicidios, a la violencia contra la mujer, la brecha salarial, el acoso, entre otros temas relacionados con las diferentes situaciones y desigualdad que sufren las mujeres.
Cabe mencionar que en México la inseguridad física, laboral y patrimonial afecta a numerosas mujeres. La impunidad nos afecta y hay injusticias en el trabajo, de acuerdo con cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) [3]. Todos estos motivos y muchos más fueron el móvil de la marcha del 8 de marzo.
Este año resultó un tanto peculiar debido a que fue convocada una segunda marcha con motivo del día de la mujer. La segunda marcha se llevó a cabo el 11 de marzo y tenía un propósito muy claro, manifestarse en contra del “borrado de las mujeres y las niñas”, en protesta contra iniciativas de ley que promueven los legisladores, en las que se busca sustituir la palabra mujer o niña por “género”. Asimismo, derivado de lo anterior, las organizadoras mencionaron que quieren alertar sobre el impulso de un “feminismo sin mujeres”, a través del estímulo de una “ideología queer”. También señalaron que buscan que se reconozca a la aportación de las mujeres al producto interno bruto del país al ejercer su papel como madres, cuidadoras y desempeñar labores domésticas no remuneradas.
Además mencionaron un “feminismo radical abolicionista” que va en contra de “todos los tipos de opresión y violencia contra las mujeres”. Asimismo se pronunciaron en contra de todo tipo de violencia contra niñas y niños. Otra idea importante es que las promotoras de la marcha pugnaron por los “espacios exclusivos” para mujeres como lo son “baños, refugios, deportes y el 8 de marzo como fecha emblemática de la lucha histórica de las mujeres” [4].
En Un Día Por Todas, si bien coincidimos en muchas de estas demandas, sobre todo las que se refieren a erradicar de la sociedad algunos tipos de esclavitudes como lo son la prostitución y la pornografía, y en las que tienen que ver con eliminar todo tipo de violencia contra la mujer, no coincidimos en que el matrimonio sea “opresión” o “violencia” como señala este movimiento. Tampoco estamos de acuerdo en considerar la maternidad como un trabajo (se refieren a ella como “trabajo de reproducción social”) que debe retribuirse sino más bien como una vocación y forma de realización de la mujer, que ciertamente debería reconocerse más, como señalan. Reiteramos como lo hemos hecho desde que fundamos Un Día Por Todas, que buscamos que se respete la dignidad y la vida de toda mujer, desde el vientre materno hasta su vejez, que hombres y mujeres nos complementamos y que podemos trabajar unidos, sin confrontaciones, por una mejor sociedad.
Esperamos que estas marchas logren concientizar a la población de la necesidad de respetar la dignidad y la seguridad de las mujeres, y de que se están invadiendo sus espacios con el llamado “borrado de las mujeres”, al permitir que hombres que se “sienten” mujeres utilicen los baños públicos para mujeres, o participen en competencias de categorías femeninas. Es grave que por esta tendencia se pretenda incluso hablar de “identidad de género” y se quiera eliminar la palabra mujeres, o se intente utilizar la palabra “personas gestantes” en lugar de mujeres en algunas propuestas de ley.
