Padres ausentes, padres presentes (segunda parte).

El pasado domingo 19 de junio se celebró el Día del padre. Ya en el artículo anterior te comentamos que la presencia o ausencia del padre puede influir de forma positiva o negativa en la vida de una mujer. El padre es la figura masculina más cercana que tiene una hija, por ello el respeto, protección y seguridad que el padre le brinda aportan elementos importantes en el desarrollo de su identidad femenina.

 

Ahora te compartiremos un poco de la entrevista que hicimos a dos de nuestras colaboradoras, Mónica Garza y Alejandra Yáñez sobre el tema «Padres presentes, padres ausentes». Esta entrevista se transmitirá hoy jueves 23 de junio, a las 7:00 p.m. a través de nuestra página de Facebook (https://www.facebook.com/undiaportodasoficial/. Te invitamos a que la veas.

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Alejandra, quien tuvo un padre ausente, nos compartió: “Una vida sin un padre presente es una realidad bastante común en nuestros tiempos. He conocido muchas personas que no tuvieron un padre, porque huyó. Algunas tuvieron un mal padre. Quienes no lo tuvieron presente lo resintieron. ¿Pero por qué es importante el padre? Más allá de ser la persona que pone el 50% del código genético del hijo, es la figura masculina que tiene una función específica en casa, que es diferente a la de la madre. Porque cada figura da un amor diferente al hijo”.

 

Nuestra entrevistada compartió un poco de lo que ella vivió en su niñez y adolescencia con su padre: “Cuando mi papá llegaba a la casa había mucha tensión porque se molestaba por cualquier ruido”. Comentó que más que una ausencia física, lo que tuvo fue un padre con el que casi no pudo entablar una conexión emocional. Muy pocas veces podía hablar con él; su padre casi no le expresaba afecto y tampoco le daba la orientación que necesitaba. Así lo expresó: “La falta de un padre se traduce en inseguridad y miedo. Se siente una tristeza cotidiana. Una hija siempre querrá que su padre la quiera. Pero como en ocasiones ese cariño no se obtiene, se crece con un vacío. Como no tuve esa retroalimentación, pues siempre tuve hambre de protección y guía”.

 

Comentó que la mala relación con su padre le ocasionó dificultades para relacionarse con el sexo opuesto: “De adolescente odiaba pensar en tener un novio o incluso casarme. Tuve muchos problemas para confiar en mi primer pretendiente y obviamente nunca pude abrir mis sentimientos con él”. Afortunadamente con el paso del tiempo Alejandra maduró y poco a poco fue comprendiendo que no todos los hombres se comportaban como su padre: “Eso me permitió abrirme con el sexo masculino y tener amigos. Conocí buenos hombres que fueron mis padres adoptivos. Amigos que fueron mis mentores, y que sabían que yo necesitaba de una figura paterna. Ellos me nutrieron. Lo supe porque cuando los conocí encontré paz y tranquilidad. Sentí ‘ese hueco’ desaparecer. A veces dicen que la mamá es la importante, pero también el papá es muy importante. Por eso duele su ausencia”, subrayó.

 

Añadió que al final las personas tienden a buscar ese cariño paterno que no tuvieron en otros: “Tengo amigas y amigos que buscan el amor del padre que no tuvieron de otras formas. Hay quienes buscan el amor paternal en la pareja. Hay quienes lo buscan de manera intelectual. Otros lo buscan de manera económica. Al final todos buscan llenar un vacío emocional. El padre es importante y eso se tiene que visibilizar”.

 

Por su parte Mónica, quien tuvo la experiencia de crecer con un padre presente, nos comentó: “Por esa presencia que tuvo mi papá en mi vida, tanto física como emocional, lo extraño y me hace tanta falta como cuando vivía, incluso a 20 años de haber fallecido. Mi papá marcó mucho de lo que soy ahora como mujer porque me dio mucha seguridad, me hacía sentir protegida. Hubo una ocasión en que me mordió un perro estando cerca de él y la reacción que tuvo mi papá me hizo sentir resguardada, sabía que alguien me iba a cuidar si me dañaban”.

 

Mónica recordó que su padre siempre le demostró que confiaba en ella y en sus capacidades para hacer cualquier tipo de actividad: “En mi juventud, él me daba mucha confianza en lo que yo hacía, yo era muy distraída y mi mamá me sobreprotegía pero mi papá siempre decía que yo podía hacer las cosas. Yo creo que lo más importante que un ser humano puede hacer por otro es darle su confianza y eso hacía mi papá conmigo. Él me daba protección, confianza en mí misma y en mi manera de pensar. Él era muy claro en los límites y eso me ayudó a poner mis propios límites. Sus consejos eran muy objetivos y muy sabios”.

 

En un momento de la plática se les preguntó a las entrevistadas que de qué forma creían ellas que un padre marca la vida de su hija. A eso, Mónica respondió: “De una manera intensa, es como reafirmar la feminidad de una hija. A través de los ojos de tu papá ves cómo te ve un hombre, cómo te respeta, cómo te admira. La seguridad en mí misma la tuve porque me la dio él. Me ha marcado para enfrentar retos que yo no sabía que me iban a suceder. El que mi papá me dijera ‘tú puedes’ me hizo afrontar las cosas. Yo tuve un matrimonio en el que no me fue muy bien y tuve un hijo especial, y el sacar adelante a mi familia ha sido gracias a la seguridad que me transmitió mi papá. Mi papá me sigue marcando aunque ya físicamente no esté. Hay testimonios de gente que sigue recordando su honestidad hoy”.

 

Alejandra, por su parte respondió: “Queramos o no queramos es real: la ausencia del padre va a hacer que busques su cariño de una manera u otra. Si hay papás escuchándome, háganse presentes aunque se divorcien. A aquellos papás que les encanta trabajar, también manténganse comprometidos en su casa y en su familia. A la hija le duele cuando el papá no va a su declamación o a ver su pintura, o cómo participa en la obra de teatro. Lo mejor para el hijo o la hija es que sus padres estén presentes y sean comprometidos”.

 

Mónica comentó que a los papás les diría: “Reconozcan los logros de sus hijas, impúlsenlas, díganles que se ven bonitas. Denles confianza, crean en ellas. La forma de percibir la confianza y la seguridad del papá, reafirma la feminidad de una hija”.

 

Otra pregunta que se les hizo a las invitadas fue que expresaran qué opinaban sobre la frase “infancia es destino”, en relación con el tema de la ausencia de un padre en la niñez de sus hijos y la forma en que esta ausencia hubiera podido marcar sus vidas. Mónica comentó: “El ser humano está en constante evolución. La vida no se acaba hasta que se acaba, antes no. Puede llegar el momento en que una mujer se dé cuenta de que su papá tal vez no fue el mejor modelo de papá y de hombre, pero lo más importante es buscar modelos más idóneos. Reflexionar sobre qué es lo que quiere en una pareja masculina. El destino no se marca por la infancia, se puede modificar mientras la persona esté consciente y se dé cuenta. Si tuve una infancia no muy agradable, le doy la vuelta a la página y busco otro tipo de modelos que a mí me gusten o me ayuden”.

 

Te invitamos nuevamente a que no te pierdas esta entrevista hoy jueves 23 de junio, a través de nuestra página de Facebook.

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