En la primera parte de este artículo te hablábamos de cómo ha evolucionado la participación de la mujer en la sociedad. Asimismo, te comentábamos que esta participación requiere la satisfacción de ciertas necesidades básicas propias de su ser mujer. Algunas que consideramos importantes derivan de aspectos como la maternidad, acoso y hostigamiento sexual, brecha salarial, ideología de género y menstruación. Continuaremos hablando ahora sobre algunas recomendaciones relacionadas con estos temas.
En relación con el tema de las guarderías, en el 2018 hubo un recorte del presupuesto por parte del gobierno federal en este rubro. En una entrevista realizada a Wendy Figueroa, de la Red Nacional de Refugios, explicó que la eliminación del presupuesto para las estancias infantiles se justificó porque “no funcionaban”, y la solución del gobierno “fue que los menores estuvieran a cargo de los abuelitos y abuelitas a quienes supuestamente se les entregaría el apoyo directamente”. Sin embargo, comenta Figueroa, “con esto se siguen perjudicando los derechos de las mujeres, trabajadoras y de la tercera edad, sobre todo por la carga de cuidados” [1]. Por otra parte, “de entre los niños más pequeños en México (de cero a dos años) solo el 5% asiste a guardería, nivel muy por debajo del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) a la que pertenece México” [2], según un estudio realizado por el Banco Mundial. Esta falta de guarderías limita el trabajo de las mujeres en México.
En cuanto al segundo aspecto, relacionado con el acoso y hostigamiento sexual, nos encontramos que en México se creó un “Protocolo para la prevención, atención y sanción del hostigamiento sexual y acoso sexual”, aplicable en las dependencias de la Administración Pública Federal, para prevenir ese tipo de conductas [3].
Otra medida para prevenir el hostigamiento y acoso sexual en cualquier otra institución y a su vez evitar discriminación salarial (brecha salarial) es la certificación en la “Norma Mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación”, la cual es voluntaria y está dirigida a todos los centros de trabajo públicos, privados y sociales establecidos en nuestro país, de cualquier tamaño, sector o actividad. En la introducción de dicha norma se menciona que “dos de cada diez mujeres consideran que los principales problemas que afrontan están relacionados con la falta de empleo y/o la economía, seguidos por la inseguridad, abuso, acoso, maltrato y violencia, así como la discriminación” [4]. Asimismo, se menciona que la participación de las mujeres en el trabajo remunerado es mucho más baja que la de los hombres “debido a muchos factores como la discriminación en las prácticas de contratación, remuneración, movilidad y ascenso; las condiciones de trabajo inflexibles; la insuficiencia de servicios tales como los de guardería así como la distribución inadecuada de las tareas familiares en el hogar, entre otros” [5]. El objetivo de dicha norma es establecer los requisitos para que los centros de trabajo realicen dentro de sus procesos de recursos humanos, prácticas para la igualdad laboral y no discriminación, de forma que se reconozca públicamente a aquellos que demuestren cumplir dichos procesos.
Otra de las necesidades que ha surgido debido al auge que ha tomado la ideología de género, es la creación de políticas públicas para proteger a las mujeres de la discriminación y violencia generadas a causa de dicha corriente ideológica. Como quizá te habrás enterado, bajo la bandera de esta ideología se ha llegado a permitir que en competencias deportivas femeninas de alto nivel participen hombres que se sienten mujeres, con las desventajas que esto suscita. Por tal motivo, al percatarse de las desventajas físicas en las que son puestas las mujeres, el Buró de la Federación Internacional de Natación ha decidido excluir a los hombres que se sienten mujeres de las competencias internacionales; a menos que hayan completado su “transición” antes de los 12 años [6]. Aunque en México aún no se han suscitado situaciones oficiales en este sentido, es importante prevenirlas a través de la creación de políticas públicas que tengan como fin proteger de la competencia injusta a las atletas mexicanas de alto nivel, y respetar los espacios de competencias deportivas exclusivos para mujeres.
Por último, un aspecto esencial e inherente a la mujer es la menstruación. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha instado para que se reconozca como “un asunto de salud y derechos humanos, y no como un problema de higiene” [7]. En nuestro país recientemente ha surgido un movimiento denominado “Menstruación Digna” y una organización del mismo nombre, que busca “combatir la desinformación en torno a la menstruación y con ello eliminar el tabú que permea en la sociedad mexicana” sobre este tema. El avance que ha habido es que se logró que el Congreso de la Unión aprobara que para la miscelánea fiscal de 2022 no se tasara con el IVA los productos de higiene femenina [8].
Por un lado, la organización “Menstruación Digna” señala que en México el 42% de las mujeres viven en pobreza, y en general los hombres perciben un mayor sueldo que las mujeres. Señalan además que “las mujeres están en el sector más empobrecido pues las mujeres más pobres gastan 2.5 veces más en los productos de gestión menstrual” [9]. Nos parece positivo que se tomen medidas para beneficiar especialmente a las mujeres en pobreza, para atender un tema que es inherente a la mujer, y que requiere soluciones concretas. Seguiremos observando de cerca las medidas que se tomen al respecto. Esperemos que se atiendan las necesidades alrededor de este tema de forma equilibrada, sin extremismos y sin polarizaciones.
Lo que hemos dicho hasta aquí es solo una muestra de la importancia de implementar políticas públicas que beneficien a las mujeres y procuren su desarrollo pleno. Dichas políticas deben promover la dignidad de la mujer y prevenir situaciones que atenten contra la misma. Además, las políticas públicas deben procurar que la mujer continúe con su desarrollo físico, mental, emocional y también profesional. Para esto se le debe brindar los apoyos necesarios, inclusive en su faceta de madre y cuidadora.
