Testimonial: «Mi anhelo de ser madre se cumplió»

El mes de mayo es un mes muy especial para mí. Particularmente la celebración del 10 de mayo, Día de las madres, es una fecha de gran celebración que me conmueve. Ese día festejo de manera especial el don de la vida y la bendición de que el anhelo que yo tenía junto con mi esposo de ser padres se materializó en tres hermosas hijas. Hoy les comparto un poco de mi historia, quizá pudiera servir para quien, como yo, ha pasado por momentos de incertidumbre, de dolor. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero creo que hay una serie de factores que ayudan a salir adelante de situaciones como estas.

 

Durante nuestro noviazgo, mi esposo y yo dedicamos la mayor parte del tiempo a dialogar sobre diversos temas importantes, entre ellos el de la familia. Un día surgió la pregunta sobre cuántos hijos nos gustaría tener; uno decía cuatro y el otro cinco. Aunque no había consenso, sí quedaba clara nuestra apertura a la vida. En este contexto iniciamos nuestra vida de casados.

 

Al cabo de nuestros primeros dieciocho meses de matrimonio nos embarazamos por primera vez, y experimentamos la gran dicha del don de la vida. Sin embargo, a las pocas semanas tuve un pequeño sangrado que concluyó en un aborto espontáneo, y sin conocer la causa de esto, los médicos concluyeron: «No se preocupen, es algo común y normal». Esta vivencia fue muy dolorosa para mí, y además se acentuó porque nos pidieron esperar por lo menos seis meses antes de intentar embarazarnos de nuevo. Pasaron muchos meses antes de superarlo. Cuando confirmas que estás embarazada te llenas de alegría, de ilusión, y jamás piensas que pudieras perder un hijo de esta forma.

 

Gracias a Dios y al cuidado y cercanía de muchos amigos pude salir adelante de este duelo y sanar mi corazón. Me sentí fortalecida, y con una invitación a vivir en plenitud y con esperanza.

 

Después de la recomendada espera llegó nuestro segundo embarazo. Una vez más, alrededor de la sexta semana, recibimos el triste diagnóstico: «Su desarrollo se ha detenido». Fue contundente, perdíamos a nuestro segundo bebé. Por recomendación médica decidimos esperar unos días más para verificar que, efectivamente, se hubiera detenido el desarrollo.

 

Yo soy una mujer de fe, por lo que durante un tiempo de oración le expresé mi angustia a Dios y mi preocupación de que mi bebé estuviese sufriendo. Al estar con los ojos cerrados, experimenté mucha paz. Le entregué la vida de mi bebé y descansé en que todo sucedería para bien. Días después se confirmó el diagnóstico, en esta ocasión, con dolor en el corazón, no expresé que había perdido un hijo, sino que había ganado uno para Dios. Pude expresar que, si era invitada a ser mamá de seis semanas, sería una madre gozosa de hijos de seis semanas. Encontré un sentido para mi dolor y me gozaba en ser madre, aunque fuera por tan poco tiempo.

 

Ante esta segunda vivencia, nos recomendaron una serie de análisis clínicos que llegaron inclusive a la evaluación genética. Después de innumerables exámenes y una intervención quirúrgica, el resultado era halagador y al mismo tiempo frustrante: «Todo está bien, no sabemos por qué se producen los abortos». De modo que éramos sanos, pero incapaces para tener hijos…devastador.

 

El pertenecer como matrimonio a un grupo religioso fue de gran apoyo para nosotros, para renovar nuestra esperanza y seguir esperando en fe. Año y medio después del último aborto, nos embarazamos nuevamente y volvimos a disfrutarlo, sin embargo, la historia se repitió, nuestro tercer angelito partió. En nuestros embarazos era consistente: el desarrollo de los bebés se detenía alrededor de la sexta semana de gestación, así que nunca llegamos a escuchar el latido de sus corazones.

 

Pocos meses después, y luego de recibir una propuesta de adopción, tomamos la decisión de dejar todo seguimiento y/o tratamiento médico. Era claro y estaba demostrado que gozábamos de buena salud física; además, todos nuestros embarazos se dieron cuando precisamente no estábamos en tratamiento o seguimiento médico, así que no había razón para seguir por ese camino y financieramente ya comenzábamos a resentir los estragos. En medio de lágrimas coincidimos en que esto era lo mejor, fue un paso doloroso, pero estábamos convencidos de que nuestro llamado era ser felices con o sin hijos, a amarnos ante todo. Un paso ineludible era precisamente abandonarnos a lo que Dios quisiera de nosotros.

 

Su respuesta no se hizo esperar, ya que tres meses después de esta decisión nos embarazamos. Con alegría, pero a la vez guardando el corazón por las experiencias pasadas, iniciamos el seguimiento médico. Todo parecía ir bien hasta que se presentó un pequeño sangrado que me obligó al reposo absoluto. Un tiempo de dificultad, pero a su vez de gran esperanza y rodeada de mucho amor. Ambos habíamos decidido que debíamos confiar en Dios. A los cinco días del sangrado, me revisó el ginecólogo y fue entonces cuando escuchamos el sonido más hermoso que jamás habíamos escuchado: el latido del corazón de nuestra bebé. Dios estaba ahí diciéndonos: aquí está mi promesa hecha vida. El reposo duró hasta pasar la duodécima semana de gestación.

 

Nuestra primogénita nació a los casi nueve meses de gestación. Dios nos concedió el don de la paternidad. Vinieron después dos pequeñas más a quienes recibimos con gran gozo y amor. Nuestro sueño se cumplió y fue más allá de lo que habíamos esperado.

 

Pasamos por tiempos de mucho dolor, sin embargo, el amor que había entre mi esposo y yo, el apoyo de nuestros amigos, el amor de quienes nos rodeaban, pero principalmente, apoyarnos en Dios, fue lo que nos permitió salir adelante y ser felices con la vida de nuestros tres hijos de cerca de 6 semanas de gestación y de nuestras tres hijas.

 

Si has pasado por una pérdida gestacional y experimentas aún mucho dolor, yo te animo a que no te quedes con ello. Toma la decisión de enfrentarlo, de buscar apoyo. Hablar estas experiencias con personas que sepan escuchar, así como buscar apoyo terapéutico, son alternativas que pueden ayudarte a sanar y recuperar la esperanza.

 

Olga Zamora

Instagram Feed

Este mensaje de error solo es visible para los administradores de WordPress

Error: No se ha encontrado ningún feed.

Por favor, ve a la página de ajustes de Instagram Feed para crear un feed.